Si el espíritu del gobernante se levanta contra ti, en un arrebato de ira, no abandones tu lugar, es decir, no olvides tu posición como súbdito, recuerda siempre que es un gobernante con quien tratas, controla tu temperamento; porque apacigua las grandes ofensas, previene las transgresiones que de otro modo podrían resultar.

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