Entonces se levantaron Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de los desterrados que habían vuelto en Judá, y Jesúa, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y comenzaron a edificar la casa de Dios que está en Jerusalén; y con ellos, animándolos e inspirándolos, estaban los profetas de Dios, ayudándolos.

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