Y los envié, indudablemente en virtud de la autoridad conferida a él, con mandamiento a Iddo, el jefe en el lugar Casiphia, siendo este el nombre de un lugar entre Ahava y Babilonia o la designación de un cargo, el de tesorero para el rey, y les dije lo que debían decirle a Iddo, poniendo las mismas palabras de su comisión en sus bocas y en sus hermanos, los netineos, en el lugar de Casiphia, para que nos trajeran ministros para la casa de nuestro Dios.

Parece evidente a partir de esta declaración que los judíos habían mantenido su organización religiosa en Babilonia en ese momento durante más de un siglo, casi ciento cincuenta años, y también habían disfrutado del privilegio de la adoración libre, incluso los netineos, que estaban por debajo de la Levitas en las tareas del Templo, habiendo mantenido su identidad.

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