porque ¿cómo podré soportar ver el mal que vendrá sobre mi pueblo? ¿O cómo podré soportar ver la destrucción de mis parientes? Sus palabras afirman, de la manera más enfática, que nunca sería capaz de soportarlo, de vivir tal calamidad. Ésa es la actitud apropiada que debe tomar un cristiano, una vida real, un interés personal en el bienestar de los de la familia de la fe, un verdadero duelo con los que lloran.

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