Y Moisés respondió: Bien has hablado, no volveré a ver tu rostro. Aceptó la despedida respondiendo: Tal como has dicho, que así sea. Fue la tranquilidad de la superioridad espiritual y moral, la conciencia de tener al Señor de su lado, lo que le dio a Moisés el valor para hablar así en este momento. Si los creyentes tienen la seguridad de la ayuda de Dios, no temerán ningún mal.

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