Y no dejaréis nada de él hasta la mañana; y lo que quede de él hasta la mañana lo quemarás al fuego. Hasta el último bocado, la carne debe comerse, si es posible, y lo que queda a pesar de todos los esfuerzos de la casa reunida es arrojado al fuego. Las instrucciones eran exactas y detalladas a propósito, para que no hubiera malentendidos.

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