No quitó la columna de nube de día ni la columna de fuego de noche de delante del pueblo. Así, el Señor, de manera milagrosa, dio evidencia de su presencia a los hijos de Israel y los guió en su largo viaje. De la misma manera el Señor está presente en Su Iglesia en todo momento en los medios de la gracia, conduciendo a Sus hijos por el camino correcto y protegiéndolos de todos los enemigos.

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