y prepárate para el tercer día; porque al tercer día el Señor descenderá a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí. El pueblo debía ser apartado, consagrado al Señor, siendo el lavado de la ropa un símbolo de la pureza interior que debía hallarse en todo creyente. Deben ponerse en la actitud mental adecuada para escuchar los términos del pacto que el Señor anunciaría el tercer día, cuando tenía la intención de descender al monte Sinaí de tal manera que hiciera visible Su gloria a todos los hijos de Dios. Israel.

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