Y el monte Sinaí estaba todo sobre un humo, y todo el monte estaba envuelto en humo, porque el Señor descendió sobre él en fuego; y su humo subía como el humo de un horno, de una gran fundición, y todo el monte tembló en gran manera. Cuanto más se acercaba la gente a la montaña, más impresionante era la escena que se presentaba ante sus ojos, y mayor se volvía su terror.

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