No haréis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. Los hijos de Israel no debían hacer ni colocar al mismo nivel que Jehová, con el propósito de adorar, ídolos de ningún tipo, que luego considerarían como sus dioses. La fabricación y adoración de tales imágenes, toda forma de idolatría, estaba absolutamente prohibida.

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