No habitarán en tu tierra, no sea que te hagan pecar contra mí; si permanecieran en la tierra, su presencia y sus costumbres idólatras serían una continua tentación para Israel, como bien sabía el Señor; porque si sirves a sus dioses, seguramente te será una trampa. Aun así, la relación de los cristianos con los niños de este mundo con demasiada frecuencia les resulta una trampa, y son atraídos a las costumbres idólatras de los incrédulos. Es nuestra mayor ventaja no provocar al Señor en ningún momento, para que no nos quite Su presencia llena de gracia. Solo permaneciendo con Él estaremos seguros para siempre.

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