Y harás para la suspensión cinco columnas de madera de acacia, postes de acacia de los cuales se suspenda la cortina de la puerta, y los revestirás de oro, y sus ganchos serán de oro; y fundirás para ellos cinco basas de bronce o bronce, siendo estas basas lo suficientemente pesadas para sostener las columnas en posición vertical. La doble cortina del Tabernáculo indicaba que todavía no había libre acceso al trono de gracia de Dios.

Pero Cristo, habiendo entrado en el Lugar Santísimo del cielo a través del velo de Su carne, ha encontrado una redención eterna para nosotros, en virtud de la cual ahora podemos entrar libremente en la presencia de Dios, seguros de antemano de Su misericordia. Hebreos 10:20 ; Hebreos 9:11 y sigs.

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