Y habló Moisés delante de Jehová, diciendo: He aquí, los hijos de Israel no me han escuchado; ¿Cómo, pues, me escuchará Faraón, que soy incircunciso de labios? Sostiene que si lo menos difícil fuera imposible para él, la tarea más difícil ciertamente estaría muy por encima de su capacidad. Él atribuye la razón de su fracaso a sus labios incircuncisos y no regenerados, que le hicieron imposible transmitir las palabras del Señor a Aarón con la debida facilidad y fluidez y con toda su pureza inmaculada.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad