También mi comida que te di, flor de harina, aceite y miel con que te alimenté, el rico fruto de la tierra que el Señor proveyó a su pueblo en la Tierra Prometida, la pusiste delante de ellos en olor grato, en diversas ofrendas de carne; y así fue, dice el Señor Dios, que esta abominación realmente tuvo lugar, flagrantemente, continuamente.

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