Tú eres la hija de la madre, que aborrece a su marido y a sus hijos, rechazando el conocimiento del Dios verdadero, tal como lo habían hecho las naciones de Canaán, aunque todavía había sido conocido en medio de ellas, como muestra el ejemplo de Melquisedec; y tú eres hermana de tus hermanas, semejante en culpa a Samaria y Sodoma, que aborrecieron a sus maridos ya sus hijos. Tu madre era hitita y tu padre amorreo, y todos habían heredado la estructura espiritual de estas naciones paganas, en parte debido al hecho de que no exterminaron a los paganos como el Señor les había ordenado.

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