ceñidos con cinturones sobre sus lomos, exagerados en atuendos teñidos sobre sus cabezas, con los turbantes fluidos que son tan familiares de la escultura asiria, todos ellos príncipes a la vista, apareciendo majestuosos en medio de imponentes, a la manera de los babilonios de Caldea, el tierra de su nacimiento, entre el Mar Negro y el Caspio;

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