Los de Persia, el gran imperio asiático, y de Lud y de Phut, de dos poderosos estados africanos, estaban en tu ejército, tus hombres de guerra, como un ejército mercenario; te colgaron el escudo y el yelmo, ejerciendo todos los derechos de un ejército nativo; ellos exponen tu hermosura, enfatizándola ante todo el mundo.

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