Y el Señor dijo: Así comerán los hijos de Israel su pan contaminado, contaminado con el olor del combustible inefable usado, entre los gentiles, adonde los conduciré, donde se verían obligados a residir y entrar en contacto con el abominaciones de los paganos. La inmundicia no era tanto una contaminación Levítica como una contaminación que ultrajaba el sentimiento universal de los seres humanos con respecto a la decencia.

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