Y lo comerás, el alimento provisto, como tortas de cebada, cocidas o asadas en las cenizas de su fuego, o sobre piedras calentadas por este fuego; y lo cocerás con estiércol que sale del hombre, cuyo uso como combustible debe haber sido sumamente repulsivo a sus ojos. La situación, entonces, era esta, que la inmundicia y la miseria rodeaban al profeta por todos lados un cuadro muy vívido, a fin de enfatizar su mensaje ante sus compatriotas.

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