Y sucedió que mientras los estaban matando y me quedé, siendo él el primero en salvarse, y posiblemente el único, en el área del Templo, que caí sobre mi rostro, en actitud de súplica más urgente, y clamó y dijo: Ah, Señor Dios, ¿destruirás todo el resto de Israel con tu derramamiento de tu furor sobre Jerusalén? Mostró el mismo sentimiento de compasión que exhibió Abraham al interceder por Sodoma y Gomorra.

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