Y sucedió que cuando los sacaron fuera, dijo: Escapa por tu vida. No mires atrás, ni te detengas en toda la llanura; Escápate al monte, no sea que seas consumido. Los ángeles, habiendo cumplido con su deber de sacar a los fugitivos de la ciudad, los dejaron para otro trabajo, y el Señor se hizo cargo de su huida ordenándoles escapar a las montañas del este, más tarde a las de Moab. Deja el valle, mira al frente, escóndete en las montañas, esas eran las órdenes del Señor.

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