Y Abimelec tomó ovejas, vacas, siervos y siervas, se los dio a Abraham y le devolvió a Sara, su mujer. La restauración de Sara con su honor sin mancha siguió como algo natural, pero la entrega de regalos en tan rica medida fue un acto de magnanimidad por parte de Abimelec, lo que demuestra que no sentía un resentimiento falso.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad