Por tanto, Dios te dé del rocío del cielo y de la grosura de la tierra, y abundancia de trigo y vino. Estos eran dones temporales, de gran importancia en el país que Jacob y sus hijos iban a poseer. La cantidad de rocío, especialmente durante la estación seca, determinaba la fecundidad de la tierra. Los campos gordos y productivos de la tierra serían suyos, y el resultado sería un rico rendimiento de grano y vino nuevo.

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