Y oyó las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob se llevó todo lo que era de nuestro padre; y de lo que fue de nuestro padre obtuvo toda esta gloria. Esa fue la voz de la envidia, que envidió a Jacob la obvia bendición de Dios, revelando de paso una sospecha muy fea, como es costumbre en tales casos.

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