Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste la columna y donde me hiciste un voto. El ángel del Señor era idéntico al Dios de Betel, al Dios que se reveló en Betel como exaltado sobre los ángeles. Jacob había confesado su fe en el Dios verdadero al consagrar el lugar en Betel y al hacer su voto ferviente. Ahora levántate, sal de esta tierra y vuelve a la tierra de tu parentela. Así, Jacob instó no solo a la envidia y la injusticia de Labán, sino también al mandato directo de Dios, para su huida inmediata.

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