Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El Betel (Dios de Betel), porque allí se le apareció Dios cuando huía de delante de su hermano. Al instituir así la adoración del Dios verdadero, Jacob pagó su voto de unos treinta años antes, porque recordaba claramente la revelación de Dios en ese momento, que parece haber indicado también la pluralidad de personas en la Deidad.

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