Y sus hermanos le envidiaron; continuaron con su actitud de odioso distanciamiento; pero su padre observó el dicho, guardó y recordó las palabras, recordándolas, probablemente, cuando se le informó de la notable elevación de José unos veintidós años después. No era nada inusual en aquellos días que el Señor diera a conocer Sus planes por medio de sueños, y con frecuencia también proporcionaba intérpretes confiables. Es una tontería que la gente de nuestros días establezca explicaciones arbitrarias de los sueños.

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