y sucedió que cuando oyó que yo alzaba la voz y gritaba, ¡dejó su manto conmigo! y huyó y lo sacó. Dijo su mentira con tanta habilidad que incluso se preocupó de decir que José había dejado su manto "a su lado" en lugar de "en su mano", porque esta última expresión podría haberla traicionado.

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