Y halló José gracia en sus ojos, y le sirvió; y lo nombró mayordomo de su casa, y puso en su mano todo lo que tenía. Naturalmente, el hecho de su creciente prosperidad hizo que Potifar mirara con favor a su nuevo esclavo, que siempre estaba dispuesto y fiel a su servicio, por lo que el amo le confió la supervisión de todo su establecimiento, que probablemente incluía la administración de un extensa finca.

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