Yo seré fiador por él: de mi mano lo demandarás; si no lo traigo a ti y lo pongo delante de ti, déjame cargar con la culpa para siempre. Como lo hizo aquí su antepasado, así el gran descendiente de Judá, nuestro Señor Jesucristo, llegó a ser fiador por nosotros, al ofrecerse a sí mismo por nosotros en la boca misma de la muerte.

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