Y mandó al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de pan los costales de estos hombres, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. La fiesta que José había organizado pudo haber durado gran parte de la tarde. Al concluir, el mayordomo principal recibió órdenes de llenar los sacos de los extraños, pero con muy buena medida. La devolución del dinero en este caso no pertenecía a la prueba, pero en la medida en que tenía la intención de fortalecer la impresión general.

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