Yo descenderé contigo a Egipto; y ciertamente también te haré subir. Su protección acompañaría su expulsión, su estadía y el eventual regreso de los hijos de Israel. Esta promesa, además, fue para recordarle a Jacob la profecía más grande e importante, la del Mesías, quien sería su descendiente. Y José pondrá su mano sobre tus ojos; el último servicio de amor cuando Jacob cerró los ojos en la muerte sería realizado por el hijo a quien había llorado durante tanto tiempo como muerto.

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