Y ahora tus dos hijos, Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto antes de que yo viniera a ti a Egipto, son míos; como Rubén y Simeón serán míos. Es significativo que en esta declaración formal de adopción el nombre de Efraín se coloque antes que el de Manasés, cambiando así la primogenitura. La bendición divina de la promesa, de la cual Jacob era el portador, le dio poder para adoptar a estos dos nietos y darles los mismos derechos que sus hijos mayores, designar a sus descendientes como dos tribus plenamente reconocidas entre los hijos de Israel.

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