Y José volvió a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él para enterrar a su padre, después que él había enterrado a su padre. Los hijos de Israel no debían quedarse en Canaán en este tiempo, pero de acuerdo con la voluntad de Dios, aún debían transcurrir muchos años antes de que llegara su liberación de Egipto. En sus manos están los destinos de toda la humanidad.

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