Y Sem y Jafet tomaron un manto y se lo pusieron sobre ambos hombros, y volvieron hacia atrás y cubrieron la desnudez de su padre; y sus rostros estaban al revés, y no vieron la desnudez de su padre. Aunque Noé había pecado, no era asunto de los hijos burlarse del hecho. Sem y Jafet hicieron lo que les exigía la reverencia filial cuando cubrieron la vergüenza de su padre sin siquiera mirarlo.

Así también mostraron la castidad de su mente. Este comportamiento bien puede servir como una lección para nuestra época, cuando los asuntos sexuales siempre se mantienen en primer plano, ya sea por el habla y el comportamiento lascivo o por la exposición desvergonzada de la desnudez.

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