Me mantendré en mi guardia, como un observador en una altura solitaria, y me colocaré sobre la torre, en el pináculo de una fortaleza, donde él tendría una vista sin obstáculos y podría preparar su alma para recibir la palabra y el testimonio de Dios, y velará para ver lo que Él me dirá, en una revelación interior, y lo que responderé cuando sea reprendido, literalmente, "a mi queja", cómo se satisfaría a sí mismo ya los demás con la respuesta de Jehová.

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