Y sucederá que cuando se vea que Moab está cansado en el lugar alto, cuando su pueblo se ha lamentado de cansancio, vendrá a su santuario a orar, volviéndose al lugar alto consagrado a su dios Quemos y atormentando él mismo a la fatiga total; pero no prevalecerá, porque el dios en quien él confía neciamente no es más que un ídolo muerto. Tal es siempre el resultado cuando los hombres depositan su confianza en un ídolo de su propia invención.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad