Por tanto, así dice el Señor, que redimió a Abraham, llamándolo lejos de la casa de su padre, de en medio de la idolatría, acerca de la casa de Jacob, la congregación del pueblo escogido por él, Jacob no será ahora avergonzado, ni su El rostro ahora palidece, la Iglesia del Señor ya no está sujeta a la vergüenza y la desilusión.

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