Canten, cielos, y alégrense, oh tierra, que todas las criaturas en todas partes eleven sus voces en himnos de gratitud y se pongan a cantar, oh montañas; porque el Señor ha consolado a su pueblo, refrescándolo y sanándolo en medio de sus aflicciones, y tendrá misericordia de sus afligidos, dándoles evidencia directa y concreta de su amor en el Mesías. Todo esto, sin embargo, redunda en la gloria del Siervo del Señor, ya que solo Él recibe todo el crédito por cada alma que es salvada por Su misericordia, como expresamente declaran nuestros himnos hasta el día de hoy.

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