¡Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de vanidad, siendo sus primeras excusas para sí mismos como hilos de cabello, pero su creciente insensibilidad finalmente les hace atraer valientemente su culpa hacia ellos como con cuerdas pesadas, y pecar, por así decirlo, con un cuerda de carreta, se la enganchan como caballos de tiro que arrastran una carreta pesada, dejándose en las huellas con todas sus fuerzas, ignorando por completo la idea de un día de venganza;

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