¡Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con cuerda de carreta!

¡Ay de los que atraen la iniquidad, la culpa, incurriendo en castigo! El tercer ay: contra la perseverancia obstinada en el pecado, como si quisieran provocar los juicios divinos.

Con cuerdas de vanidad, y pecado como si fuera con una cuerda de carro. Los rabinos dicen: 'Una inclinación al mal es al principio como una fina hebra de cabello, pero el final es como la cuerda de un carro.' La antítesis está entre las delgadas cuerdas de la sofistería, como la tela de araña, con que un pecado atrae a otro, hasta que al final se atan con una gran culpa como con una cuerda de carreta. Tensan cada nervio en el pecado.

Vanidad, maldad.

Sin, sustantivo, no un verbo; recurren imprudentemente al "pecado" ya su castigo.

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