Tus hijos se han desmayado, todos los habitantes de Jerusalén han sido vencidos; yacen en la cabecera de todas las calles, en la intersección de todas las vías, como un toro salvaje en una red, como una gacela enredada sin remedio; están llenos del furor del Señor, de la reprensión de tu Dios, porque esto siempre trae muerte y destrucción. Pero ahora el Señor se vuelve a Jerusalén con la plenitud de su misericordia.

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