No temas, en la duda acerca de la verdad y certeza de la promesa dada, porque no serás avergonzado, no experimentarás otro rechazo de la mano del Señor; ni te avergüences, puesto en ridículo y desprecio, porque no serás avergonzado; porque te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, el tiempo de la servidumbre en Egipto, y no te acordarás más del oprobio de tu viudez, del tiempo de la cautividad en Babilonia.

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