También los hijos de los que te afligieron, de los antiguos opresores y enemigos de la Iglesia, se inclinarán hacia ti en humilde sumisión a Jehová; y todos los que te despreciaron se postrarán a las plantas de tus pies, en gesto de completa entrega; y te llamarán Ciudad del Señor, de Jehová, Dios del pacto, Sión del Santo de Israel, que es un Dios celoso y celoso de Su propia honra y de la de Su Iglesia. Así, la confesión de la boca concuerda con el comportamiento y la conducta externos.

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