Asociaos, oh pueblo, más bien: "Sed impíos, enfadíos, levantaos tumultos", cuanto queráis, y seréis quebrantados, porque todos los enemigos que dirijan sus ataques contra el pueblo de Dios serán finalmente destruidos; y escuchad, todos vosotros de países lejanos, las naciones que habitan en las partes distantes de la tierra; ceñíos, preparándonos para la batalla, y seréis quebrantados.

El doble imperativo en hebreo y la repetición del mandamiento lo hacen aún más impresionante; coloca la majestad de Dios en contraste con los débiles esfuerzos de los hombres para derrocar Su poder.

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