Oh Señor, así el profeta se dirige ahora a Jehová, el Dios del pacto, al expresar su propia esperanza y la de todos los verdaderos israelitas con respecto al regreso del pueblo al Dios verdadero, mi Fortaleza y mi fortaleza, su Protección contra los enemigos, y mi Refugio en el día de la aflicción, los gentiles vendrán a ti desde los confines de la tierra, uniéndose así a los creyentes de Israel en su reconocimiento de la vanidad de sus propios ídolos, y dirán: Ciertamente nuestros padres heredaron mentiras, vanidad, y cosas en las que no hay provecho, el problema en el que se encontraron los llevó a esta realización. Esta admisión por parte de los gentiles ahora es corroborada por el profeta.

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