Por tanto, así dice el Señor, al expresar Su horror por tal comportamiento como el que aquí exhibió Judá: Preguntad ahora entre las naciones que han oído tales cosas. La virgen de Israel, la prometida del Señor, en cuyo caso nadie hubiera creído posible una indecencia tan desvergonzada, ha hecho algo muy horrible, un acto que era abominable a sus ojos.

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