Cantad al Señor, alabad al Señor, siendo esta la actitud del corazón que confía en sus promesas, porque ha librado el alma de los pobres, de los humildes y desdichados, de la mano de los malhechores, poseyendo así el creyente. los dones del futuro por la fe. Pero como Jeremías, por el momento, no ve nada más que desdicha y dolor, clama en la amargura de su alma por su desdichada condición:

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