Y ahora, por tanto, así ha dicho Jehová, Dios de Israel, acerca de esta ciudad, de la cual vosotros decís, habiendo pasado del extremo de la confianza en sí mismo al abismo mismo de la desesperación: Será entregada en manos del rey de Israel. Babilonia por la espada y por el hambre y por la pestilencia, el Señor ahora, a pesar del hecho de que la gran mayoría del pueblo había merecido abundantemente su destino, dándoles una gentil promesa de liberación.

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