Pero el rey mandó a Jerameel, hijo de Hammelec, a Seraías, hijo de Azriel, ya Selemías, hijo de Abdeel, que tomaran a Baruc, el escriba, y a Jeremías, el profeta, es decir, que los arrestaran; pero el Señor los escondió, no permitió que los buscadores encontraran su escondite.

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